En los últimos tiempos es cada día más habitual despertarnos con noticias relacionadas con el bullying en los centros escolares y el grave efecto que este conlleva en un número nada desdeñable de niños, niñas y adolescentes de todo el mundo.
Desde la Fundación del Levante UD se ha sabido identificar la imperiosa necesidad de reforzar el trabajo de prevención en esta materia ya que, aunque se trata de un tema cada vez menos tabú en la sociedad, es un problema que se ha visto acrecentado desde que el colectivo de jóvenes en edad escolar permanece conectado entre sí las veinticuatro horas del día a través de los medios electrónicos e internet. Aspecto que ha empeorado de manera significativa el efecto del acoso escolar sobre sus víctimas.
En base a ello, la Fundación del Levante ha puesto en marcha, de la mano del prestigioso psicólogo Enric Valls, un ciclo de charlas en diversos colegios de la provincia de Valencia para realizar una labor de prevención, a través de la educación, que sirva de complemento a los protocolos de actuación ante casos de acoso escolar existentes en cada centro. La determinación de la Fundación del Levante para lanzar el proyecto “Roja al Bullying” radica en que estos protocolos actúan ante el problema ya existente pero no contemplan la necesaria enseñanza a los niños, niñas y adolescentes para evitar el problema de origen.
Conversando con una psicóloga experta en comunicación asertiva, surgió el interesante debate de si a la fundamental prevención del acoso escolar en lo que refiere a la supresión de las actitudes de sometimiento hacia potenciales víctimas, así como a la existencia de protocolos de protección de las mismas, se podrían aportar más herramientas para evitar las graves consecuencias que estamos viendo que tiene este problema.
¿A qué me refiero? Ahora que volvemos a tiempos electorales y que, a buen seguro, va a volver a entrar en juego el debate de los Planes Educativos, me hago una pregunta. Dentro de todas las eternas discusiones respecto a ellos, ¿no sería importante plantearnos la posibilidad de incluir en dichos planes la educación en comunicación asertiva e inteligencia emocional como parte del currículo escolar?
Me explico. Creo que todos y todas sabemos que el problema del acoso escolar se puede reducir en base a un persistente trabajo de prevención. Pero también sabemos que nunca va a desaparecer del todo. Entonces, ¿no sería fundamental también enseñar al colectivo de personas en edad escolar a poder gestionar sus emociones, y las de los compañeros y compañeras que les rodean, así como a expresar con respeto lo que necesiten y aquellos aspectos que le puedan generar incomodidad o malestar? ¿Cuántas víctimas han llegado a una situación límite sin llegar a plantear o expresar el estado emocional que se les ha generado, y sin haber logrado encontrar el modo de gestionar dicho estado?
En las charlas impartidas en el proyecto de Roja al Bullying el equipo de Enric Valls ejemplariza unas cuantas herramientas dedicadas a ello, pero hace falta una mayor continuidad para una asimilación real de dicha habilidad. En definitiva, la educación y por ende los Planes Educativos tienen la llave para una reducción sustancial de los continuos casos graves generados por la lacra del acoso escolar. No sólo a través de un trabajo de prevención enfocado hacia potenciales acosadores, sino también mediante un trabajo de educación emocional no solo destinado a estos, sino a las posibles víctimas con un aporte significativo de herramientas de comunicación asertiva.
Desde la Fundación del Levante, en su empeño por trabajar en la mejora de la sociedad, nos gustaría leer vuestra opinión al respecto. ¿Estáis de acuerdo?
Rafael Grilles , Responsable Integración Social